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Levantarnos a las cinco de la mañana, abrigarnos, coger nuestras respectivas mochilas cada uno con sus instrumentos, cerrar la puerta de casa y empezar a caminar en silencio. El trayecto es corto pero nos espera un día duro. Cuando llegamos al huerto ya está el primer café preparado. El cielo es completamente negro y lo seguirá siendo las próximas horas. Las guirnaldas con bombillas le dan un aire festivo. Ya es hora de empezar.
Cuando hablamos por primera de documentar unas matanzas sentí una mezcla de ganas y miedo a partes iguales. Todos los proyectos son diferentes y siempre los tomo como un reto pero en este caso entraba en juego el factor "impacto". En mi cabeza solo veía escenas en las que me quedaba paralizada y no podía continuar, pero no fue así. Siento como detrás de mi cámara me hago fuerte, solo necesito dejarme llevar y disfrutar.
Fue un día muy especial, un día de tradición rodeada de amigos con los que la faena se convierte en una fiesta.
He intentado hacer una selección apta para "todos los gustos". Aún así, para no herir sensibilidades, quiero advertir de que estamos hablando de la muerte de un animal para la elaboración de embutido, por si alguien se siente incómodo y prefiere no mirar.